Cada época presenta distintas formas de malestar. En el momento actual encontramos en la clínica un tipo de síntomas muy diferente al de la época en que Freud inventó el psicoanálisis. Cada vez más, junto al síntoma freudiano clásico que busca un desciframiento del lado del saber inconsciente, encontramos manifestaciones del malestar psíquico del lado de las patologías del acto. Los síntomas contemporáneos nos sitúan ante una «clínica del exceso» que da cuenta, según nos señala Lacan, del “autotratamiento” que los sujetos llevan a cabo de forma espontánea para lidiar con el desborde de goce que invade sus cuerpos.
Los sujetos contemporáneos se entregan a la violencia sobre sus cuerpos y sobre los cuerpos de sus semejantes. Cortarse, atiborrar el cuerpo de comida o hacerlo pasar hambre, anestesiarlo o sobreexcitarlo con sustancias de todo tipo, adoptar conductas temerarias, aislarse de los otros o bien agredirlos de mil formas, son algunos de los modos en que vemos a los sujetos contemporáneos tratar su malestar sin pasar siquiera por la subjetivación de un sufrimiento psíquico.
Las categorías de los manuales estadísticos no corresponden a conceptos psicoanalíticos, pero los sujetos se presentan con estos diagnósticos y es necesario dotarse de un marco epistémico-clínico para abordar esos tratamientos, donde la propensión a presentarse como víctima del otro, la inquietud crónica, el hastío vital y la ausencia de capacidad para tolerar la frustración hacen necesaria una reflexión particular. Las dificultades en la transferencia hacen que el practicante a menudo no tenga segundas oportunidades y tenga que actuar en la urgencia del acto.