Una mujer joven que acaba de perder a su padre por el Covid19 quiere saber, antes de pedirme cita, si soy experta en duelos. ¿Qué es un experto en duelos? Si entran en Google encontraran innumerables anuncios de psicólogos que se definen como tales y que explican que el duelo es una reacción normal ante la perdida que ayuda a adaptarse a la situación después de pasar por una serie de fases: la fase de negación, la de ira, la de culpa y la de tristeza hasta llegar a la aceptación de la perdida. No es que digan disparates, a fin de cuentas, aunque no lo sepan, parte de su discurso esta inspirado en Freud, solo que les falta otra parte que es la esencial porque desconocen el espíritu del descubrimiento freudiano, es decir su ética que subvierte todos los lugares comunes y va mas allá de los efectos terapéuticos que, sin duda, se consiguen por añadidura. Esta amputación histórica que utiliza la cura de la palabra inventada por Freud prescindiendo de Freud dio lugar al nacimiento de las psicoterapias que degradan la complejidad y la enjundia de la teoría freudiana a la aplicación de un saber protocolario de aplicación general, olvidando que cada caso es una excepción en sí mismo. En rigor y aunque algunas veces se utilicen ciertas expresiones, los psicoanalistas no podemos declararnos expertos en nada: ni en clínica infantil, ni en toxicomanías, ni en trastornos de la alimentación, ni en psicosis, porque desde nuestra docta ignorancia nos orientamos por la diferencia absoluta de cada sujeto que no se deja encasillar en distintos conjuntos. Desde esta perspectiva, la acumulación de experiencia hace del “experto” alguien que ya no se deja tomar por los efectos de sorpresa, imprescindibles para captar la singularidad del que no dirige su demanda. Creo que vivimos en el momento histórico de mayor dominio de los expertos a los que los políticos se subordinan para tomar sus decisiones, aunque no discuto la importancia de los científicos en la gestión del Covid19, pues aunque aun no saben casi nada de ese real de la ciencia, acabaran encontrándole la ley y el remedio. Un remedio medico que deja fuera ese otro virus de lalengua que nos convirtió en seres hablantes y del que solo se ocupa el psicoanalisis. Me pregunto si el psicoanalisis puede sobrevivir a contrapelo de los imperativos de una época que busca expertos en todos los campos. ¿Puede sobrevivir la experiencia analítica frente a las terapias protocolarias que se dicen científicas y que ofrecen soluciones sin tener que pasar por el arduo, largo y valiente trabajo del saber no sabido?
Sintetizaré en diez puntos algunas respuestas:
- El psicoanalisis sigue vigente en pleno siglo XXI aun cuando en muchas ocasiones se vaticinó su muerte. Eso no quiere decir que el porvenir del psicoanalisis este asegurado y por ese motivo, tanto en las Escuelas de la AMP como en el Instituto del Campo Freudiano se realizan permanentemente actividades que incluyen al psicoanalisis en los acontecimientos de la época.
- Hemos de reconocer que, desde su origen, el psicoanalisis ocupa un lugar muy pequeño en la civilización. Comparado con el poder de siglos de tradiciones religiosas que tratan lo real con el sentido, con el progreso imparable de la tecno ciencia capaz de operar con su real o con el imperio del capitalismo que niega lo real, el psicoanalisis tiene un papel muy humilde.
- Desde esta situación de indigencia el discurso psicoanalítico debería (no es fácil de conseguir) ocupar una posición muy especial, inédita por extima, en los debates actuales sobre las nuevas tecnologías, el discurso de la ciencia que forcluye al sujeto, la politización de la religión que alimenta a la ultraderecha y el capitalismo neoliberal cuya voracidad no conoce límites.
- Lacan nos indicó claramente cuál es la función del psicoanalisis: ser el reverso del discurso del amo. El reverso no es lo opuesto pues consiste en ofrecer un contrapeso que invalida el discurso del amo pero también invalida las respuestas revolucionarias de cualquier signo que no consiguen salir de la lógica del discurso del amo y, como demuestra la historia de la humanidad, acaban volviendo a su punto de partida.
- No se puede hablar de reverso del psicoanalisis sin calibrar el lugar que tiene el psicoanalisis en lo político. Nos toca pensar los problemas políticos desde la perspectiva del goce porque partimos de que todos los discursos están causados por el goce, nacen del goce para cumplir el cometido de establecer una modalidad de respuesta que le de un sentido y una regulación pero se olvidan de su origen. Nuestra función es fundamentalmente recordárselo.
- Tenemos razones para conservar una extraterritorialidad respecto a la medicina y aun cuando nuestro fundamento es la clínica no estamos reducidos a ser una especialidad sanitaria. Lacan transmitió el deseo de que los psicoanalistas no usaran su consulta como un refugio sino que se atrevieran a conocer a fondo las coordenadas en las que se desarrolla el lazo social porque son las misma en las que se sostiene las neurosis. Posición complicada que nos lleva a movernos de la singularidad de un sujeto particular al funcionamiento del lazo social
- Freud en su texto El Malestar en la Cultura no solo dio las claves para entender el origen de la sociedad, sino que anticipó los peligros del porvenir. Jacques Lacan, dirigió toda su atención a las transformaciones más novedosas que se iban produciendo y nos ofreció las herramientas para pensar los impasses actuales. Jacques Alain Miller abrió un campo de investigación sobre los nuevos modos de presentación del síntoma: desde las denominadas adicciones generalizadas, pasando por el drama de los niños medicados por TDH, el aumento de los trastornos de alimentación, el espectro autista y, sobre todo, las psicosis ordinarias. Los tres han puesto en relación el psicoanalisis con los cambios del momento histórico siempre manteniendo la condición intemporal del parletre como lo que no es susceptible de cambiar
- El psicoanalisis no es el único discurso que advierte los efectos devastadores que el empuje actual al goce, disfrazado de felicidad, produce sobre los seres hablantes. Sociólogos, pensadores, filósofos, psicólogos incluso tertulianos comentan hasta la extenuación los estragos producidos por la asociación entre la denominada “ciencia de la felicidad” y el sistema capitalista neoliberal. Por tanto, no inventamos nada al respecto, pero mientras que otros se limitan a describir el agua en la que se ahoga el sujeto, el psicoanalisis aporta algunas explicaciones sobre los fundamentos subjetivos que están en juego: la acción imperativa del superyo que ordena gozar sin limites torturando a un yo que, ilusoriamente, se pretende mas autónomo y dueño de si mismo que nunca: “rinde hasta la extenuación y, además goza sin limites”
- La subsistencia del psicoanalisis exige colocarse y mantenerse en una posición extima y el mayor peligro no procede del exterior sino que reside en los propios psicoanalistas para los que no es fácil sostener este lazo social tan especifico sin deslizarse hacia los otros discursos. Por ejemplo: tomar nuestro interés en lo político desde el discurso del amo de manera partidista, usar el saber que nos incumbe en la lógica del discurso universitario o representar la disidencia contra el amo al modo del discurso histérico.
- La formación infinita del psicoanalista que incluye su análisis es, sin duda, la única manera de hacer que el psicoanalisis continue ocupando su lugar y cumpliendo su función en el mundo, pues como dice Lacan el psicoanalisis no es mas que lo que hacen los psicoanalistas.
Rosa López
Intervención en el debate “La vigencia del psicoanálisis 20 años después” celebrado online el 15 de julio 2020.