Intervención en Seminario del Campo Freudiano en Torino, Italia, el 30 de marzo de 2006, sobre los capítulos VII y VIII.
CAPITULO VII: DE UNA FALLA, ILUSIÓN, FALTA, TESTIMONIANDO DE LO REAL. CAPITULO VIII: DEL SENTIDO, DEL SEXO Y DE LO REAL.
Es difícil, tratar de explicar, aunque solo sean dos capítulos, este Seminario de Lacan, Le Sinthome. Es fácil quedar atenazados por la “debilidad” que el peso de lo imaginario causa, cuando se trata de comprender la cuestión borromea. Esta nueva topología sintoniza con la concepción de lo Real que marcará la última enseñanza de Lacan y afecta la concepción de la transferencia, del Sujeto supuesto Saber, de la interpretación y del final de análisis.
Como nos indica Jacques-Alain Miller en la primera de sus clases de piezas sueltas, piécès detaches (2004/2005), nos tenemos que dejar poseer, para no condenarlo por incoherencia. Para avanzar en este Seminario, dejad el orden, el principio, la demostración; mejor seguir el orden del corazón.
No en todos los momentos estamos predispuestos para seguir el orden del corazón. Por momentos uno se irrita con Lacan y se pregunta porque lo hizo tan complicado introduciendo esta topología, porque no se mantuvo con sus grafos, esquemas, figuras asequibles, matemas; ¿por qué este salto?
Por supuesto no hay respuesta que nos clausure la pregunta, pero siguiendo sus indicaciones podemos coger la punta, el cabo (pensamos en cuerdas), de lo real, y con estas puntas a lo mejor en algún momento podemos atisbar algún tipo de respuesta inconsistente.
Para avanzar, cogeré esos cabos de lo real, esas puntas, rastreándolas según lo que me parecieron los conceptos más significativos, más llamativos. El eje que recorre estos dos capítulos son: el sexo, el hombre, la mujer, la sexualidad femenina…el no-toda aplicado a la mujer.
PROPIEDADES DE LA CADENA BORROMEA.
Lacan irá mostrando:
*que cuando se trata de la cadena borromea tiene que tratarse de una cadena que tenga como característica la flexibilidad frente a la rigidez de la cadena histérica, de la cadena olímpica.
*La esfera como representativa de un todo y de una completitud a la que se le opone el círculo que siempre incluye el agujero.
*Gracias al agujero que contornea el círculo tenemos la posibilidad de encerrar a otro semejante en este círculo para conseguir de él la promesa que uno quiere.
Comencemos por remarcar la importancia que va a tener para testimoniar de lo real, considerar a la cadena borromea como completamente flexible. En esta cadena se conjugan lo simbólico, lo imaginario y lo real. Como sabemos los tres registros han sido referencias de Lacan a lo largo de su enseñanza, pero es al final del Seminario Encore cuando comienza a enlazar estos registros usando la modalidad borromea, y el cordón de hilo. Una modalidad que como hemos visto en otros momentos, implica que no se trata de la primacía de un Registro sobre otro, en este caso de un círculo sobre otro, sino de su anudamiento y por tanto su equivalencia, se anudan y se desanudan al mismo tiempo si son borromeos. En estos dos capítulos se centrará en la cadena pues lo que interesa es el tema del círculo y del agujero, que es lo que le acercará a lo real. Ya antes había trabajado sobre el nudo en el primer apartado del Seminario: el Espíritu de los Nudos.
NUEVA FORMA. ESFERA/CIRCULO
Por ello, nos dirá que lo Real no puede ser uno solo de los redondeles de hilo. Es la forma de presentarlos, esta cadena que hace al nudo es lo que consideramos lo real. La cadena típica es una cadena rígida, luego contamos con la cadena olímpica de dos anillos, y la presentación proyectiva de la cadena borromea, un círculo y dos rectas infinitas que se cruzan.
Aquí Lacan se lanza para llevarnos a la crítica de la esfera como modelo topológico, como representante de la completud y del todo, y para ello simula una esfera armilar, una falsa esfera. Mostrando que lo que diferencia la que él dibuja, de la de verdadera esfera armilar es que su falsa esfera armilar está soportada por círculos.
Hay un antecedente muy importante en la crítica de la esfera en el Seminario de la Transferencia en el capítulo titulado la Irrisión de la esfera, dedicado al análisis del diálogo de Aristófanes en el Banquete. La definición del amor a través del mito de la esfera, donde un rayo partió a ese ser esférico en dos partes incompletas, que desde entonces buscan encontrarse para completarse y realizarse en un abrazo que los llevará a la muerte. Lacan considera que este discurso aunque quien lo pronuncia es el cómico, tiene un sentido trágico porque en este encuentro que llevaría a la plenitud, lo que encontraremos es la muerte. Podemos preguntarnos entonces donde está lo irrisorio y Lacan lo ubica en la referencia a ese ser esférico, y en último término a la forma que tienen de encontrarse, donde la referencia al órgano fálico es insoslayable y que como sabemos es siempre del orden de lo irrisorio para Lacan.
Como el círculo representa la esfera en el plano, tendemos erróneamente a ligar al círculo con la idea de todo y esto nos confunde porque ello implica el cierre. Los círculos que sostienen la cadena borromea, no se pueden confundir ni creer que simbolizan la idea del todo, pues en el círculo está el agujero.
Y es por ese agujero, y porque somos seres inertes, es decir soportados por un cuerpo que se puede decir a alguien, como en la iniciativa de Popilius “yo he hecho un círculo alrededor tuyo, y no saldrás de aquí antes de haberme prometido tal cosa”.
Como vemos la cadena borromea tiene como característica la flexibilidad y el estar conformada por círculos que implican un agujero, y por ello se producen deslizamientos de los círculos y transformaciones de las formas que toma la cadena.
Esto le permite a Lacan avanzar sobre “lo que he llamado nombre de la mujer que ella no es toda”. Si ella no responde a la totalidad ¿la podemos incluir en un conjunto?, sí, pues nos advierte Lacan que con el tiempo se ha disociado la idea de todo de la de conjunto. Entonces podemos decir que un conjunto puede estar formado por un solo elemento. Podemos hacer un conjunto A, con distintos elementos (a, b, c,…) y por otra un conjunto B con un solo elemento.
UN NOMBRE PARA LA MUJER
(Apartado 2)
Llegados a este punto es donde podemos atisbar el camino por el que avanza Lacan, encontrar un nombre para la mujer.
Para ello se adentra planteando sus propias alternativas a las ideas que le aportaron Soury y Thomé sobre la cadena y los dos objetos exigibles que la constituyen. Se quiere oponer a los matemáticos que colaboran con él y necesita tomar fuerzas. Y si Lacan necesita fuerzas, nosotros también, ¡Uno parece comprender algo por momentos y un minuto después se nos desvanece esta comprensión. Lo que haré es, tratar de mantener esta tensión!
En este apartado 2, Lacan nos mostrará el uso que se puede hacer tanto de la flexibilidad de la cadena como de sus agujero para poder deslizar los redondeles, los anillos unos sobre otros y conseguir distintas transformaciones.
Es inmediato entonces mostrar que los tres círculos pueden ser vueltos los unos en relación a los otros, y esto se obtiene cómodamente por la manipulación (la representación en el plano, lo hace más complicado). (Ver figuras 112). Aquí Lacan comienza a poner en cuestión estos deslizamientos hablándonos de la inmediatez y de otra suerte de evidencia que la concerniente a lo real. Aquí nos habla Lacan de un cadenando equivocando sobre la cadena y sobre el nudo. Esta apariencia nodal, esta forma de nudo es lo que hace de lo real una certidumbre. En esta ocasión podríamos decir que lo que testimonia de lo real, es una falacia, una falla, ya que ha hablado de apariencia. Lacan considera su tontería, su equivocación por haber creído que puede haber dos objetos con solamente colorear los círculos.
¿Esto quiere decir que esta serie de artificios os lo ha demostrado? Hay una decadencia de la demostración en relación al mostrar, se trata del bla-bla-bla a partir de la evidencia, no hace más que realizar el vacío a condición de hacerlo significativamente.
Otra geometría, (no la sostenida hasta ahora sobre la línea como el corte de dos superficies talladas en un sólido), está por fundarse sobre la cadena, cuyo soporte es el anillo o el círculo a condición de que sea flexible.
Es en este punto en concreto donde cree haber cadenado equivocadamente, donde habla de su tontería por creer que puede haber dos objetos con la condición solamente de colorear los círculos, y vuelve a intentar responder con una cadena borromea distinta a la de Soury y Thomé.
Algo de la cuestión de las posiciones sexuadas se quiere resolver con esta cadena borromea alternativa a la de los dos matemáticos.
La representa de forma diferente a la clásica, dos rectas infinitas que se cruzan como opuestas al círculo que las une, y esto es suficiente para demostrar que hay dos objetos diferentes en la cadena con la condición que una pareja (de rectas) sea coloreada y el tercero (círculo) orientado.
Son rectas infinitas equivalentes al círculo si ella es completada por un punto en el infinito.
¿Que se consigue al orientar el círculo?, que no tiene necesidad de ser de un color, es ya aislar, no decir que es de un color es hacer alguna cosa diferente. Y no es indiferente decir que los tres deben de ser orientados o que es suficiente que uno solo lo sea.
Así nos encontramos con la 1ª orientación dextrógira, (siguiendo las manecillas del reloj). Se puede invertir no la orientación sino los colores. Al invertir los colores , el color verde y el azul, se obtiene un objeto diferente a condición de dejar la misma orientación al elemento orientado.
INVERSIÓN DE COLORES.
Dibujos pág.115
Y una vez pasado este arduo apartado 2, en el apartado 3 avanzaremos en la vía que desde Encore, e incluso antes, Lacan viene transitando hacía lo real, con la brújula del goce. Ya nos señala en la Transferencia la afirmación de Aristófanes “Nadie puede creer que compartir el goce sexual – nadie puede creer que sea el placer de compartir la cama, en definitiva, el objeto por el que cada uno se complace en la vida en común con el otro…”
REAL FALAZ/REAL VERDADERO
Lacan nos dice que los nudos antes trabajados, cuya diferencia entre el círculo orientado y la pareja coloreada nos permite marcar la diferencia entre lo real marcado de falacia de lo real verdadero,
¿Cuál es la relación de lo real a lo verdadero? Lo verdadero sobre lo real es que lo real, (este de la pareja aquí coloreada), no tiene ningún sentido.
Las dos rectas coloreadas, la pareja coloreada no tiene ningún sentido, ¿la apariencia del color es la visión?. La noción que trae Lacan de pareja de color la ha traído así para sugerir que, en el sexo, no hay nada más que el ser del color, lo que hace posible que haya una mujer color de hombre, u hombre color de mujer.
Si al círculo orientado, le adjudicamos el registro de lo simbólico, el rojo, los sexos son opuestos como imaginario y real, como idea e imposible.
¿Es posible que sea siempre lo real lo que sea causa?. En el caso Joyce encontramos la idea y le Sinthome como lo llama Lacan. Nos encontramos con Joyce para el cual la mujer es extranjera. De donde extraemos con claridad lo que es una mujer, no-toda, inaprensible. Si la particularidad de Joyce hace de la mujer algo sin sentido, Lacan se servirá de esta particularidad del “caso Joyce” para lanzarnos esta pregunta problemática ¿una mujer tiene jamás un sentido para el hombre?.
A partir de esta referencia al sentido, y de esta adjudicación a las dos rectas coloreadas, lo imaginario y lo real, la idea y lo imposible; y de la pregunta sobre si una mujer tiene jamás un sentido para el hombre, se irá desplegando una respuesta a lo largo del seminario. Lacan hace una pirueta y nos plantea que el hombre es el portador de la idea de significante, esta idea, en lalengua se sostiene en la sintaxis. Y lo que caracteriza lalengua es el equívoco. Y si alguna cosa para Lacan puede ser supuesta en la historia es que el conjunto de mujeres es lo que ha engendrado lo que Lacan ha llamado lalengua.
Lacan se interroga aquí: ¿qué ha podido guiar un sexo sobre los dos hacía lo que llamaría la prótesis del equívoco, y que hace que un conjunto de mujeres haya engendrado en cada caso lalangue?
En la parte final de este capítulo Lacan nos hablará del falso nudo, una punta de respuesta frente a la pregunta lanzada por él mismo, se trata de la referencia que hace con sorpresa a su escrito “La significación del falo” y a la frase con la que comienza. “Es sabido que el complejo de castración inconsciente tiene una función de nudo” (1958).
FALSO AGUJERO
Quizás a partir de aquí sea posible seguir, no ya comprender, el desarrollo que realizará sobre el falso agujero, para hablarnos de lo propio de la cadena borromea
Se puede unir un círculo con otro círculo, donde cada agujero de cada círculo se preserva y lo que se genera es otro agujero que no coincide con el de ninguno de los anteriores, esto es el falso agujero, pues no responde a ningún círculo, sino que ha sido creado por la unión de ambos sin que entrarán en juego los agujero de los círculos en cuestión.
(DIBUJO, PAG. 117)
Si alguna cosa recta o circular, atraviesa el falso agujero, se forma un nudo borromeo de tres redondeles, y podemos decir que el falso agujero se ha verificado (es recomendable hacer la prueba con los redondeles de cuerda, cuando sale es entusiasmante). La esencia de la cadena borromea reposa sobre la verificación del falso agujero, pues esta verificación lo transforma en real. Y es el falo el que tiene el rol de esta verificación.
Es en tanto que el sinthome hace un falso nudo con lo simbólico que podemos hablar de algún tipo de praxis, alguna cosa que se extrae del decir que Lacan llamara art-dire, para deslizarlo hacia el ardor.
Joyce no sabía que él hacía le sinthome, que lo simulaba, esto hace de él un puro artificiero, un hombre de saber-hacer, lo que se llama también un artista.
Lacan, terminará entonces este capítulo VII diciéndonos que el falo es lo único que hay para verificar este real. El falo soporte de la función significante que crea toda significación.
VIII. DEL SENTIDO, DEL SEXO Y DE LO REAL.
En primer lugar aquí Lacan nos habla de un sueño suyo, donde él es un escribiente, pero en realidad juega distintos personajes, distintos al suyo, o más bien no tenía rol. Era alguna cosa del género del psicodrama.
Comienza hablando en este capítulo de su sueño y terminará hablando del posible sueño que es seguir por la vía de lo real, si a Freud nos remitimos. Es una manera sutil de acentuar sus diferencias con Freud.
Como el sueño de Lacan lo ha provocado Joyce, se empieza a preguntar por el tipo de objeto que es Joyce. Y Joyce es un a-Freud, es un objeto affreux, horroroso, vemos aquí alguna conexión entre esta interpretación de su sueño y el final del capítulo. Se trata de un objeto, que como todo objeto, salvo el objeto a, tiende a una relación, y como hay lenguaje, las relaciones se expresan con epítetos, que empuja al si o no (Popilius).
Hay una relación entre lenguaje y sexo. La metáfora por ejemplo indica la confusión en cuanto a la relación sexual. Considerar el fuego como real, nos desvía porque lo real hay que buscarlo del lado del cero absoluto.
Y aquí Lacan nos sorprende mostrando una equivocación, en su capítulo anterior, cuando había hecho equivalente la orientación y el sentido. En lo real hay una orientación pero no un sentido, porque esta orientación excluye el hecho de la copulación de lo simbólico y lo imaginario en que consiste el sentido. La orientación del real forcluye el sentido.
La forclusión del N. del P. sería algo ligero. Podría entonces pensarse, que una idea más radical de la forclusión sería esta la del sentido por la orientación de lo real.
Lacan tiene una intención política, cuando nos dice que intenta instituir el psicoanálisis como discurso, es decir como el semblante más verdadero. Encontramos aquí una definición del psicoanálisis: “no es nada más que el corto-circuito pasado por el sentido, el sentido como tal definido por la copulación del lenguaje con nuestro propio cuerpo, de esto se soporta el inconsciente”.
Lacan acercándose cada vez más a su concepción de lo real, nos muestra que eso es estar en la piel de la historia increíble que es la del espíritu humano.
Como es el caso de Newton, Lacan considera haber atrapado un cabo, una punta de lo real, y nos hace un guiño, cuando nos dice que la demostración de que Newton había tocado esta punta es que fue referencia tanto de Kant como de Madame Chatelet, por tanto eso sería el signo, el que su concepción de lo real llegará a tener esta influencia.
LO REAL UNA PUNTA, SU ESTIGMA
Para Lacan, lo real de lo cual se trata en esto que se llama su pensamiento es siempre un cabo, una punto, un trozo. Un trozo alrededor del cual el pensamiento borda, pero su estigma, en este real como tal, es no unirse a nada.
Rastreamos esta característica, de que lo real no se enlaza a nada, y abordamos el no hay relación sexual. Esta formulación “no hay relación sexual” al participar del si o no, en este caso el no, la podemos considerar del orden del “bordado”, al que nos referíamos antes. Pero, desde el momento en que se dice “no hay” es muy sospechoso no estar en la punta de lo real, ya que el estigma como se había dicho antes de lo real, es no reunirse con nada, no enlazarse a nada
El reconocimiento de lo real, no se consigue por la vía de eso que se es, sino solamente por la vía de eso que se tiene.
Lo real no se puede reconocer en relación a lo que se es, porque esto que se es, cuando se es hombre es del orden de la copulación, esto que desvía dicha copulación en la cópula, constituida por el verbo ser.
El lenguaje se desliza hacia la cópula, que nos adentra en una vía de rodeo, completamente oscura, usando una metáfora, pues sabemos que en lo real, la luz no es más clara que las tinieblas y viceversa.
Y así, procede el inconsciente, que está estructurado como un lenguaje, da unos trazos que no solo se oscurecen ellos mismos, sino que también todo uso de discurso tiende a oscurecer, por supuesto, también, el discurso psicoanalítico.
Al discurso analítico le da su estatuto el hacer de semblante del objeto a, objeto que nombra que el hombre se pone en lugar de la basura que es. Es necesario pasar por esta suciedad decidida para reencontrar alguna cosa que sea del orden de lo real.
Aquí Lacan volverá a interpretarse a sí mismo los deslizamientos de este bordado de su propio pensamiento alrededor de lo real que no hace lazo con nada. Lacan nos advierte que tanto el inconsciente cuya estructura coincide con el discurso del amo, así como su reverso el discurso analítico oscurecen el camino a la hora de atrapar la punta de lo real. Y cuando quiere volver a los rasgos del d. analítico que permiten no caminar tanto a ciegas, zas!, el deslizamiento, el uso del reencontrar, significante que lo lleva a la idea de que ya fue encontrado, con ello a la trampa de la historia, de los hechos, del mito.
No se reencuentra, se encuentra, pues lo único de lo que podría dar cuenta este reencontrar sería del dar vueltas en redondo. Por ello, la historia, los hechos, el mito, son las trampas que nos ponemos para dar vueltas en redondo, optamos por reencontrar, y así nos mantenemos en un camino antinómico con el progreso (referido este a lo real).
Otra forma de explicar que no hay progreso es la pulsión de muerte; no hay progreso más que marcado por la muerte, por la pulsión de muerte, por esta deriva.
La pulsión de muerte es un real, en tanto no puede ser pensado más que como imposible. Cada vez que da la cara es impensable. Abordar este imposible no puede constituir una esperanza porque es impensable, es la muerte, es el fundamento del real que no puede ser pensado.
Y aquí Lacan, valiéndose de nuevo de Joyce, comprueba que hasta él -que tenía gran desprecio por la historia, que la consideraba fútil y la calificaba de pesadilla, y lo que hace es soltar en nosotros las grandes palabras que nos hacen tanto mal- no encuentra más solución que escribir Finnegas Wake, un sueño, que como todo sueño es una pesadilla atemperada, construyendo un mito.
Y aquí Lacan nos confiesa que Joyce es su impedimento, pues él avanza de forma artística con el sinthome, de tal forma que no hay nada que hacer para analizarlo. ¿qué nos quiere decir aquí Lacan?, que es un impedimento para él pues el sinthome joyciano no promueve el sinthome como ¿punta de lo real susceptible de ser analizable?. (Joyce católico auténtico, alumno de jesuitas, inanalizable).
Terminamos este apartado 2, con los obstáculos para progresar, para encontrar: la tramposa historia, el mito (ya desde el reverso lo venía cuestionando), la pulsión de muerte, y con esta perspectiva pasaremos al apartado 3.
EL FANTASMA DEL EROTISMO FEMENINO
Por un lado, me congratuló la referencia a una película que cuando la vi, fue un gran impacto para mí, en español se tituló el Imperio de los sentidos, película japonesa. Lacan comienza refiriendo una serie de bromas: que después de ver esa película comprende el poder de los japoneses. En el momento que la comentaba y leía cosas para una tertulia de los años 86/87, no estaba a mi alcance leer esta referencia de hoy, con lo que sí contaba era con el Seminario Encore, que aunque no podía comprender muchas de las cuestiones allí expuestas, sintonizaba con él.
Desde luego consideré que era una película sobre el amor pasión llevado a su extremo, y el goce que comportaba, un goce capaz de extraviar a los sujetos de cualquier proyecto civilizatorio. Algo que de alguna manera encontré expresado por Margarita Duras en el Amante y en el Mal de la Muerte, cuando nos habla de lo que es amar.
Pero mi sorpresa aquí es que Lacan nos dice que en este film nos encontramos con el erotismo femenino llevado a su extremo, y este extremo es el fantasma femenino de matar al hombre. Pero sin ser esto suficiente, pues después de matarlo le corta el órgano. La pregunta que aquí se hace Lacan es porque no se lo ha cortado antes.
Aquí Lacan diferencia claramente el fantasma de dar muerte al hombre de la castración real. Lo que considera la realización del fantasma es darle muerte. Pero aquí cuando del erotismo femenino se trata volvemos al significante fálico, a la función fálica, que nos presentaba al final del capítulo VII en referencia al texto de Significación del Falo y a la frase: “es sabido que el complejo de castración inconsciente tiene una función de nudo”.
Es muy importante, el empeño de Lacan en advertirnos que no se confunda el fi mayúscula, la función falica, con el significante de la falta en el Otro. Para ello va a remarcar que este fi mayúscula tiene una función de fonación, contrariamente a lo que se cree es una función de fonación que es
sustitutiva del macho. El hombre hace el amor con su inconsciente y nada más. No podemos dejar de evocar aquí lo que decíamos en lo tocante al capítulo anterior, cuando coloreábamos las dos rectas que se cruzan y una era lo imaginario, la significación, la idea, el hombre; y la otra, lo real, el sinthome, la mujer etc.
Ahora se tratará de despejar la distinta barra que ponemos sobre la función fálica de la que ponemos sobre A. Como ya nos mostraba Lacan en Encore, la barra sobre la función fálica la mujer sabe saltarla es la barra entre ste y sdo, y la barra que ponemos sobre A, es la que dice que no hay Otro que respondería como partenaire, esa barra no puede ser saltada tampoco por la mujer.
La especie humana tiene la necesidad de que haya un Otro del Otro, se llama Dios, pero el análisis desvela que es simplemente La mujer, esa que no existe.
Lo que permite suponer que la mujer es como Dios, es que sea ponedora. En este sentido tenemos el mito de Eva que hace salir todo de una sola madre, no hay particulares, esta sería la única manera de designarla como La, pues la mujer no existe, y aquí Lacan nos dice que después de ver el Imperio de los Sentidos tiene más razones para creerlo, ¿no sabemos muy bien cuales serían?.
Si este capítulo lo comenzó contándonos un sueño y concluyendo que el objeto Joyce para él era a-Freud, affreux, horroroso, en algún momento nos dijo que era un impedimento; terminará este capítulo haciendo alusión a su sueño: el de fundar una folisofía, menos siniestra que el libro de la Sabiduría en la Biblia, ya que después de todo se trataría de fundar la sabiduría sobre la falta, la única fundación que ella puede tener. Esto sería un sueño, una punta, un cabo de real.
¿Y el problema aquí para Lacan quien es?: Freud, pues ha hecho de sensato y esto le quita toda esperanza; pero a la vez esto no es razón para que se espere, sino para que lo haga un día. Y después de esta ironía y como magnífico colofón una recomendación REIRSE ES NECESARIO.