Si bien el estudio exhaustivo británico cumple con una función necesaria para calmar las expectativas de una sociedad que necesita pasarlo todo por la criba de la estadística para acreditar la fiabilidad de algo,-olvidando que siempre habrá algo en la subjetividad humana totalmente inestadisticable- precisamente por la propia esencia de la subjetividad, no deja de ser eso: un estudio con estadísticas, el fenómeno humano así como la manifestación sintomática y patológica es mucho más compleja en mi opinión.
Y no cabe duda de que sí, de que se habrá comprobado que ciertas terapias psicodinámicas son efectivas en el tratamiento de depresiones o de anorexias nerviosas o de que las terapias cognitivo- conductuales se mantienen a la par en resultados cono en los tratamientos fóbicos-sin olvidar lo criticable también de la fiabilidad de estas últimas-.
Para mi los efectos rápidos en las PPCP son imaginarios y de corto alcance. ¡Claro que un paciente en el momento en que cuenta con un dispositivo para llevar a cabo su catarsis, para echar su vomitona-aunque sólo sea por ello- va a sentir un profundo alivio! A veces uno escucha a ese paciente decir sorprendido ¡Qué bien me siento por fin! u ¡Ojalá hubiera tomado la decisión de venir aquí antes! Pero no dejan de ser efectos pasajeros fruto de un Imaginario en el que se mezclan distintas causas: agradar al terapeuta; justificarse ante sí mismo el dinero que paga por la terapia y el tiempo que dedica a la misma junto al propio y legítimo deseo de sentirse bien lo más rápidamente posible. Pero las cosas no funcionan así.
Ya Freud avisó sobre el engaño de los efectos terapéuticos rápidos, sobre lo que denominó psicoanálisis silvestre, y sobre la identificación histérica al analista y a su supuesto deseo de curación del paciente.
¡Se necesitaron años para enfermar y uno pretende curarse en tres sesiones!
Evidentemente debemos establecer una diferencia entre un psicoanálisis propiamente dicho en el que se lleve a cabo la elaboración edípica; se integre la sexualidad del sujeto contemplándola sin culpa; y en pocas palabras el relato de la historia del analizante ya no sea sufriente definitivamente y lo que sería un psicoanálisis aplicado en el que el sujeto no busca una elaboración exhaustiva analítica, ni le interesa ordenar su infancia, etc, pero quiere saber lo justo a fin de poder pactar con sus síntomas y seguir viviendo. Está en su derecho. Pero no debe llamarse a engaño si el síntoma retorna en el futuro de otra forma. Así por ejemplo, las fobias pueden hacerse desaparecer en un tiempo más o menos corto, pero lo que las TCC no quieren admitir es que dicho síntoma fóbico puede y va a retornar en el futuro desplazado a otra forma fóbica en la medida en que no se encuentren las causas últimas del mismo, dado que el psiquismo es una estructura y no basta con tocar un elemento sino se recomponen los demás.
El propio Freud ponía el ejemplo de una casa en cuyos techos aparecen grietas, podemos cubrirlas y simularlas con manos de pintura y aparentemente quedar muy bien sin entender que puede ser la señal-el síntoma- de un problema muy serio que suponga el derrumbamiento de todo el edificio.
La pregunta pues no es cómo dejar de ser alcohólico sino por qué se es.