APERTURA
Muy buenos días a todos,
Vamos a desarrollar a lo largo del día nuestro primer encuentro de trabajo entre los grupos de investigación del NUCEP en Madrid.
Cuando pensamos en la realización de esta jornada, hace ya algunos meses, nos pareció que sería una buena idea tratar de cumplir un doble objetivo: por un lado, dar a conocer lo que hacemos en cada grupo, lo que nos permite tomar la dimensión de las investigaciones de los demás. Por otro lado, pensamos que había que aprovechar la ocasión para poner a conversar a los participantes de los grupos sobre un tema común, un tema que atravesase en diagonal a todos ellos, de tal forma que esta jornada fuera una oportunidad para todos de avanzar en el trabajo de investigación.
De ahí el título que tomamos, “Clínica de los sujetos contemporáneos, enganches y desenganches”.
La clínica de los sujetos contemporáneos, es un leit motiv de los Grupos de investigación, pues de un modo u otro en todos ellos se abordan las formas contemporáneas del malestar, ya sea desde una perspectiva más centrada hacia lo estructural, o hacia los síntomas sociales o en la que se privilegia la diversidad del psicoanálisis aplicado en los dispositivos de atención. El volumen que ha editado el NUCEP, en el que se recogen los trabajos del último año, transmite magníficamente este aspecto del trabajo realizado.
Nuestro tema cuenta con una segunda parte que matiza el tema general: “Enganches y desenganches”.
Lacan utiliza ambos términos en diversas ocasiones a lo largo de su obra, pero la referencia fundamental es la que hace en el Seminario III, en el capitulo XIV. Dice Lacan: “Katan relata un caso que observó declararse en un período mucho más precoz que el de Schreber, y del cual pudo tener una noción directa, ya que llegó justo en el momento en que el caso viraba. Trátase de un hombre joven en la época de la pubertad, cuyo período pre-psicótico analiza muy bien el autor, dándonos la noción de que en ese sujeto nada había del orden de un acceso a algo que pudiese realizarlo en el tipo viril. Todo faltó. Si intenta conquistar la tipificación de la actitud viril es mediante una identificación, un enganche, siguiendo los pasos de uno de sus camaradas”.
Enganche, entonces, es una manera de nombrar el efecto de estabilización de un sujeto en el período pre-psicótico obtenido mediante una identificación imaginaria, a falta de poder sostener su posición masculina por efecto de la efectuación de la castración. Es importante esta cita, pues sitúa el término enganche en la órbita de su reflexión sobre la estabilización del psicótico.
Enganches, desenganches, reenganches, son términos que han tomado cierto relieve a partir de las conversaciones de Arcachon, Antibes y Angers, que tuvieron lugar entre el 96 y el 2000 en Francia, donde se reunieron las Secciones Clínicas de todo el país, bajo la dirección de JAM para trabajar cuestiones actuales en nuestra clínica: casos raros y excepcionales, dificultades diagnósticas, casos inclasificables, y finalmente, las denominadas psicosis ordinarias.
Enganches y desenganches son términos que debemos situar en el contexto de la investigación sobre los límites entre psicosis y neurosis, y de modo especial en lo que podemos denominar la segunda clínica de Lacan sobre la psicosis.
De modo general, podemos decir que el enganche es aquello que garantiza para un sujeto la conexión entre lalengua, el cuerpo y el goce, S-I-R, significante, imagen y goce. JAM afirma que no se trata de un concepto, sino de una expresión bien formada.
Encontré, a lo largo de los capítulos que componen las conversaciones, múltiples usos de estos términos: desenganche de la exhortación paterna, del Otro, del lazo social, del inconsciente, del discurso, del síntoma, del goce sexual, del goce fálico, del cuerpo, de una identificación, del otro, del objeto, de la vida. Enganche aparece referido a aquello que permite el vínculo y también a lo que permite o tiene efectos de anudamiento.
Tal y como anunciaba el texto de presentación de las jornadas, distinguimos dos momentos en la enseñanza de Lacan. Un Lacan 1, que toma como piedra angular del edificio de la clínica la operatividad del NP en la metáfora paterna, inaugurando así una clínica de la forclusión. Y un Lacan 2, que comienza con la relativización del NP y del Edipo y que da paso a la clínica borromea, clínica de la conexión, del funcionamiento.
La clínica de Lacan 1 es una clínica de la falta localizada y sus suplencias, una clínica en la que el Edipo se configura como el modelo que da la pauta del aparato que permite al goce autoerótico pasar por el campo del Otro y el cuerpo del otro, condición misma del lazo social. Esta clínica toma como punto de referencia fundamental a la paranoia, en la que el desencadenamiento, y el trabajo de reconstrucción delirante del cuerpo y el sentido según el modelo de la metáfora delirante, se sostienen en la matriz operativa de la metáfora paterna, como mecanismo básico en el que lo simbólico ordena lo I y lo R del goce sexual.
La clínica de Lacan 2 es una clínica en la que el edipo ha sido desvalorizado y el NP relativizado, y Lacan interroga diversa maneras en las que lo S y lo I pueden funcionar para anudar lo R. En esta clínica del funcionamiento y la conexión, encontramos múltiples inventos del sujeto para obtener efectos de estabilización: el síntoma, la obra de arte, la intervención sobre el cuerpo, la identificación imaginaria, la escritura, inventos que eventualmente muestran eficacia equivalente al NP.
Por otro lado, conviene tener presente la observación de Eric Laurent: la clínica del desenganche va de la mano de la clínica de la producción de la pulsión. Es decir, que cada vez que localizamos momentos de desenganche habremos de estar atentos a las consecuencias para el sujeto en el campo del goce, a su impacto en el terreno de la pulsión. En ocasiones encontramos que un desenganche del vínculo al Otro va de la mano de un enganche a un objeto de goce; o que el sujeto recurre a intervenciones sobre su propio cuerpo para extraer, localizar y sintomatizar el exceso de goce, en una suerte de neocastración. Vemos surgir así otros términos, como neonombre del padre, neocastración, neofalo o neoconversión, y que permiten precisar la función de algunas operaciones que apuntan a un bricolaje del sujeto con los efectos de desregulación del goce que suceden a un desenganche.
La clínica 2 no anula la clínica 1, es su torsión moebiana, coexisten juntas, problematizándose.
Ocurre que esta clínica de la conexión abre perspectivas inéditas, en las que empezamos recientemente a adentrarnos, y nos permite reconsiderar numeroso fenómenos de la clínica que habían sido desdeñados, o nos habían pasado desapercibidos, o no resultaban fáciles de esclarecer a partir del modelo del desencadenamiento paranoico. ¿Cuándo se desencadenó un autismo infantil?
¿Cómo explicar la desvitalización, la desconexión del lazo social hasta llegar a la errancia de muchos sujetos en los que no encontramos inicialmente un desencadenamiento clásico? ¿Cómo dar cuenta de aquello que permite a algunos psicóticos no enloquecer nunca? ¿Cómo ubicar la función de algunos síntomas, como la anorexia o la adicción en una psicosis?
La clínica de la conexión, del funcionamiento, permite contemplar la diacronía de los sucesivos momentos de “desenganche” en la psicosis, cuando estos no responden a la lógica del todo o nada que tiene por referencia el desencadenamiento paranoico. Sucesivos desenganches que pueden llegar hasta la errancia del sujeto, o sucesión de enganches y reenganches, que dan cuenta del esfuerzo por parte del psicótico por defenderse de lo real, y de las vías a las qué este recurrió.
Sucesión que permiten al analista orientarse sobre la dirección de la cura y ocupar una posición en la transferencia que no se limita a la del secretario del alienado, abriendo así posibilidades inéditas al psicoanálisis aplicado en la institución.
Pues bien, en un momento como el actual, en el que los psicoanalistas nos vemos convocados a dar cuenta en la ciudad de la eficacia de nuestro trabajo, tratemos de hacer de este encuentro una oportunidad para dar un paso más en nuestro bien hacer.