PUBLICACIONES DE PSICOANÁLISIS DE ORIENTACIÓN LACANIANA

Bordes de lo femenino

A partir de escuchar en mi práctica cada vez más individuos enloquecidos, aunque no forzosamente psicóticos, pude ir experimentado el alcance de  los efectos en el uno por uno de los parlêtres de la no existencia del Otro en nuestra civilización. Es decir, del hecho de que ya no nos regulemos por la ley del Otro, cuya consecuencia es que vayamos a la deriva llevados por el goce de cada uno, movimiento al que Miller calificó de ‘feminización del mundo’, regido por el imperio del no-todo.  

¿Cómo podríamos referirnos a los bordes de lo femenino si no situamos antes el espacio que lo femenino implica? Voy a tratar de transmitirles un recorrido respecto de esta cuestión  

En primer lugar, quiero recordar el hecho resaltado por Jaques-Alain Miller de que la ultimísima enseñanza de Jacques Lacan nos advierte de que si no nos orientamos por lo real del goce nos perdemos en los espejismos que el semblante nos ofrece.  

En función de esto, trataré de situar el goce femenino para dar cuenta de las diferentes posiciones sexuadas que el Dr. Lacan va persiguiendo a lo largo de su enseñanza y, sobre todo, a partir del momento en que escribe el texto  “Ideas directrices para un congreso sobre la sexualidad femenina1. Punto que le permite avanzar hacia el Seminario 20, Aun2. Ya que el goce femenino es lo que le permite situar al goce como tal, es decir, al goce en tanto real. Ese goce real en tanto fuera de sentido, lo conducirá hacia su posterior enseñanza que se centra en torno del sinthome como real sin ley, no sin relación con el estatuto del parlêtre, en el seminario sobre el sinthome3. 

Es decir, que el goce femenino, (o goce suplementario u Otro goce) que Lacan ubica del lado femenino en las fórmulas de la sexuación se  emparenta con el goce del sinthome

Ya que este sinthome, definido ya no como una formación del inconsciente sino como el modo en que cada uno goza del inconsciente en tanto el inconsciente lo determina4, nos remite al inconsciente inscripto como una letra permanente, que se itera. Este inconsciente es lo que Jacques-Alain Miller5 recorta en Lacan como inconsciente real6 que se opone al inconsciente transferencial que hace cadena y que produce sentido.

Este sinthome, entonces, es el dato primero en la última enseñanza de Lacan. Es decir, que el dato primero ya no es el Otro, sino que es el síntoma en tanto Uno, en cuanto que goce del cuerpo que uno tiene. Esta última enseñanza se inicia, entonces, en el momento en que la experiencia analítica verifica que “no hay relación sexual”, ya que lo que se impone es ‘Hay el Uno del goce’, Uno que Lacan formalizará finalmente como sinthome

Es decir, que la última enseñanza de Lacan pone al goce en primer plano. Se trata del goce del cuerpo, del goce del cuerpo del Uno, que da cuenta de que el signo produce un acontecimiento en el cuerpo7 ya que es lalengua la que introduce goce en el organismo, transformándolo de este modo en cuerpo y, al mismo tiempo, al que posee ese cuerpo, lo efectúa como parlêtre

Como lo dice Miller, a nivel de lo real, el Otro del Otro del significante es el cuerpo y su goce, o sea, el conjunto del Uno y del cuerpo.

Es decir, que cuando se quita el tapón del objeto a en tanto semblante de ser, se desnuda un más allá, que es la existencia real del parlêtre. La existencia que remite al Uno solo es, entonces, la del sinthome

La experiencia analítica da testimonio de que hay ‘solamente’ dos tipos de goce que puede experimentar el parlêtre, y, por lo tanto, solo dos goces que pueden calificar a las posiciones sexuadas. 

Esto implica que se separe definitivamente la sexuación de cada ser hablante de las características de su género.

Ya en el seminario 20, por un lado, Lacan ubica el goce de la localización por la vía del órgano fálico que remite a la alternancia presencia/ausencia común a hombres y mujeres. Goce fálico que puede ser representado por un órgano simulacro, es decir, por cualquier objeto a: desde un pene hasta un hijo pasando por todos los gadgets imaginables, además de situarse por el goce del bla, bla.

Por el otro lado, hay un goce que aparece como más difuso, no localizable en un órgano, y por esto mismo, no sometido a la decadencia, susceptible de ser múltiple y envolvente. (‘envolvente’ es un término que Lacan utiliza en “Ideas directrices”).

O sea, que más allá del goce fálico hay un goce privado de órgano, un goce Otro que no se acomoda al sentido.

Pero es fundamental en la época en que vivimos tener claro que este ‘Otro goce’ no es patrimonio de ningún género en particular, tal como nos lo mostró Lacan ya en 1972 cuando nos da como ejemplo de dicho goce al místico San Juan de la Cruz. Los místicos le permitieron a Lacan demostrar cómo a todo llamado de amor razonable, es decir, menos apasionado le responde del lado femenino el ‘Otro goce’, que pone en evidencia la no reconciliación con el significante, o lo que es lo mismo, la no existencia de la relación sexual, la no complementariedad8

Esto permite reconocer que el goce fálico, que se acomoda a lo simbólico, es el goce orientado por la per-versión, por la versión del padre o nombre del padre edípico, es decir que se trata del goce perverso, que puede manifestarse en una mujer por la vía de la histeria -también por la maternidad. El goce fálico se presenta entonces como un goce fuera del cuerpo, que se ubica en el nudo borromeo en la juntura entre lo simbólico y lo real. 

Mientras que el goce femenino, el goce Otro o el suplementario del Seminario 20, retorna en el Seminario sobre Joyce como el goce del Otro que no hay, goce del A barrado en tanto no hay Otro del Otro simbólico, goce que se ubica en el nudo entre lo real y lo imaginario, es decir, que está en el cuerpo, pero por fuera de lo simbólico. Lo que afirma Lacan, es que tanto hombres como mujeres se hallan separados de este goce. Esto quiere decir que respecto del Otro sexo, de lo femenino como tal, los seres hablantes tienen un acceso diferente que los distribuye en dos especies.

Por eso Lacan afirma que se trata de un goce fuera de la ley, que se aislará en la experiencia analítica por la vía del sinthome como acontecimiento del cuerpo, de ese cuerpo/carne recortado, traumatizado, por el Uno solo.

Esto equivale a postular que la vía de la identificación al sinthome que nos propone Lacan para la experiencia analítica, es la vía que se le ofrece a cualquier parlêtre para poder arreglárselas con ese goce femenino o heteros. 

De modo que podemos afirmar que lo estragante para un hijo no es una mala madre sino el hecho de que se pueda manifestar la ‘verdadera mujer’, la del goce femenino, en cualquier mujer, incluida la propia madre. 

Mientras que una mujer en posición femenina, sin dejar de estar en relación con el goce femenino {S(A/)}, mantiene la otra pata en la brújula fálica, tal como lo demuestra Lacan en su teorema de la sexuación.

Y la ‘verdadera mujer’ es terrible porque, en tanto es ‘toda mujer’ –loca del todo-, pierde la brújula fálica y está dispuesta a sacrificar todo lo patológico, o sea, todo lo fálico, incluidos sus hijos en tanto objetos a, en nombre de la exigencia de amor. Hay que tener presente que tanto hombres como mujeres pueden caer en esta posición. 

Lo femenino como un nombre del goce real nos permite leer, entonces, los múltiples casos de transexualismo, o los casos cada  mayores de niños ‘transgénero’ o de jóvenes que afirman no sentirse ni hombre ni mujer, etc. 

Ana Ruth Najles


  1. Escritos II, Siglo XXI Edit, México, 1984. 
  2. Seminario 20, Aun, Edit. Paidós, Barcelona, 1981.
  3. Seminario 23, El sinthoma, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2011.
  4. Seminario 22, R, S, I, inédito, clase del 18/2/75.
  5. El ultimísimo Lacan, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2012, cap. I.
  6. “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”, en Otros escritos, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2011.
  7. “Joyce, el síntoma”, en Otros Escritos, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2012.
  8. Laurent, Eric, Los dos sexos y el Otro goce, Enlaces 7, 2002
  9. Op. Cit. Seminario 23, El sinthoma.
Facebook
Twitter
WhatsApp
Telegram
Imprimir
Email
GRACIAS POR COMPARTIR

¿Quieres estudiar psicoanálisis?

La Sección Clínica de Madrid (Nucep) imparte desde hace más de 20 años programas de estudios anuales en la teoría y la práctica de psicoanálisis de orientación lacaniana.

Presencial y online

Modalidad de enseñanza presencial y online (streaming híbrido). Los residentes en Madrid deberán asistir presencialmente a las sesiones, siempre que las condiciones sanitarias lo permitan. El resto de participantes podrán seguir las sesiones online con Zoom. Todos los participantes tienen acceso a la plataforma de e-learning durante el curso.