El ser sexuado no se autoriza más que por sí mismo,
Seminario XXIV, J. Lacan
y por algunos otros.
Al entrar en el mundo que le precede, cada bebé es confrontado a la falla original, marca inscrita en la lengua bajo diferentes nombres de “niño” y “niña”, “hombre” y “mujer”. Esta zona de “sexo y género” se ha vuelto difusa y se encuentra en el epicentro de una disputa entre corrientes contrarias.
La Institución Educativa, desde siempre, ha constituido un lugar primordial para que el malestar inherente a la condición parlante, sexuada y mortal de cada sujeto encuentre su manera singular de inventar un síntoma con los otros.
¿Qué hacer, dentro de la institución educativa, con esta demanda y sufrimiento de haber nacido en “un cuerpo equivocado” como ahora se dice socialmente? ¿cómo responder a los nuevos desafíos sobre la identidad de género? Mejor orientarse a través de la posición singular de cada sujeto respecto del goce ante esa experiencia enigmática de la sexuación. Sin embargo, es necesario pasar por el Otro para autorizarse en la sexuación. No es sin Otro. Actualmente está en entredicho por los principios de autodeterminación y autodefinición.
¿Cómo abordar esto en un momento histórico donde los sujetos no se hacen preguntas? Todo está del lado de los derechos y la ley. ¿Cuál sería la invención que le permitiría transitar por la institución y por la vida, de manera que no se haga de la excepción más singular un acto de exclusión?
¿Cómo el docente puede mantener en su horizonte la acción de soporte e invención educativa, frente a las nuevas modalidades del lazo social que la actualidad determina? ¿De qué manera generar el buen encuentro con un alumno que tiene arreglos que son tan diferentes a los arreglos del ideal de cada uno y que su propia experiencia de vida ha gestado? ¿De qué manera encontrarse con las familias y sus nuevas modalidades?
El instrumento que utilizamos para investigar en el GIPE es la conversación. En este curso la conversación entre psicoanálisis y educación se construirá entorno a la caída del deseo, el aislamiento, la soledad y la angustia a partir de la identidad de género.
Siendo el aula uno de los pocos lugares que mantienen la presencia ¿Cómo los profesionales del mundo educativo pueden intervenir con su acto?