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PUBLICACIONES DE PSICOANÁLISIS DE ORIENTACIÓN LACANIANA

De la naturaleza de los semblantes

2003 Junio. Presentación del libro de Jacques-Alain Miller “La Naturaleza de los Semblantes”, en la Biblioteca del Campo Freudiano de Madrid.

“Pero, además este semblante, incluye una paradoja, pues se trata del semblante que se hace pasar por lo que es, pues supone que hay un semblante que no aparenta.”

Jacques-Alain Miller

Antes de referirme directamente a este Curso que hoy presentamos, quisiera hacer mención a la tarea que desde hace más de veinte años lleva adelante Jacques-Alain Miller con sus cursos de la Orientación Lacaniana.

A veces, damos por sentado que se conoce esta trayectoria y no es así.

Lo primero que quisiera subrayar es lo que ha significado para el psicoanálisis lacaniano el encuentro de Jacques-Alain Miller, que provenía de la filosofía, con el texto y posteriormente con la persona de Jacques Lacan.
En su libro publicado en Francia con el título “El sobrino de Lacan”, haciendo clara alusión al “sobrino de Rameau” de Diderot, Jacques-Alain Miller va dejando entrever las consecuencias que tuvo para la Escuela Freudiana de París, su acercamiento a los psicoanalistas.

Quizás podamos pensar que Lacan supuso para la IPA, lo que Jacques-Alain Miller supuso para la Escuela Freudiana de París. Escuela donde los psicoanalistas lacanianos se habían transformado “en los que dejaban caer frases enigmáticas de tanto en tanto, no solamente en la sesión, sino también cuando se estaba en la tribuna de un Congreso”, “estaban envueltos en una atmósfera de respecto, envueltos de misterio” y planteaban que “explicar a Lacan, comentar Lacan y comprender a Lacan era anti-psicoanalítico”. No dejan de evocarnos estos términos la atmósfera de suficiencia señalada por Jacques Lacan en Situación del Psicoanálisis del 56 cuando interpretaba a la IPA. En el caso de la EFP, es la manera distinta de abordar la enseñanza de Jacques Lacan lo que la interpreta.

Jacques-Alain Miller se ha nombrado a sí mismo como el descifrador del Lacan. Su amor por la nitidez, la rapidez y la precisión que caracterizan el estilo de Montesquieu y de Stendhal, lo hizo posible, según sus propias palabras.

Hay muchos en el mundo psicoanalítico que parecieran olvidar esta tarea que viene realizando desde los veinte años y tuvieran interés en encorsetar su labor exclusivamente en el terreno de la jerarquía institucional. Terreno que sin dejarlo de lado, siempre estuvo anudado a este desbrozamiento de la orientación lacaniana. (El año pasado Jacques-Alain Miller pasó el testigo como Delegado General de la Asociación Mundial de Psicoanálisis a Graciela Brodsky.)

Los Cursos de Orientación Lacaniana tienen prevista su publicación en Paidós, en castellano. Por ahora no han sido publicados como tales en otras lenguas, lo cual supone un privilegio que no debe ser independiente del amor de Jacques-Alain Miller por el castellano de Borges, de Gracián, de
Quevedo, de Cervantes…y por su excelente manejo de la lengua castellana.

Me ha interesado remarcar estas cuestiones pues se trata de la presentación de este libro, y no de la lectura exhaustiva que hemos podido realizar este año en el Seminario del Nucep.

La Biblioteca del Campo Freudiano de Madrid, es una tribuna que desde hace casi diez años, viene ofreciendo a diversas personas la posibilidad de dirigirse a los participante en este acto como lectores.

Hay ciertas lecturas, ciertos libros, que han supuesto en mi vida un antes y un después, un impacto, un cambio, un efecto de formación. Incluso esas lecturas han estado presentes y han sido fundamentales en mi recorrido como paciente.

Es por ello, que cuando me ha tocado, me han pedido presentar un libro, hay algo subjetivo que he tratado de transmitir.

En la lectura de este Curso, hubo dos momentos cuando lo leí fotocopiado y en francés, hace tiempo, para realizar un trabajo sobre el yo, y cuando lo he leído este año.

Pueda señalar otros dos momentos en la lectura de este año, la realizada para el trabajo en un Seminario, y la de hoy.

Para hoy quisiera poner el énfasis, en uno de los semblantes que Jacques-Alain Miller trabaja en este Curso, el de la verdad. Cuestión siempre difícil de comprender, de poder explicar y transmitir bien.

Hay varios capítulos dedicados expresamente a este tema, y como uno de los semblantes privilegiados, recorre de una u otra manera el libro.

No debe ser casual, que cuando tratamos de decir algo sobre la verdad y la mujer, tengamos que poner en cuestión la lógica del todo, el absoluto, el para todos, y tengamos que darles a ambos conceptos el atributo de no-toda. No toda la verdad puede ser dicha, se trata de un medio-decir, de
una verdad a medias, etc.

A la vez, la verdad tiene estructura de ficción, por ello en el primer capítulo encontrareis una cita extraída de las Memorias de Casanova, del cardenal Bernis, que tan bellamente nos habla de las relaciones entre la verdad y la fábula.

Jacques-Alain Miller, considera que Jacques Lacan fue el que mostró que la piedra del escándalo freudiano, no había sido tanto plantear la realidad sexual del sujeto, sino que la verdad hablaba, que tenía estructura de ficción. La verdad por tanto no puede separarse de la consideración que se tenga del lenguaje de lalengua.

Es muy importante seguir el desarrollo, en este curso, de los distintos abordajes que Lacan realizó de la verdad a lo largo de su enseñanza. La verdad que nos habla, “Yo la verdad hablo”, de la primera época de la enseñanza de Lacan; la verdad que es un lugar en las fórmulas de los discursos formalizados en el Seminario del Reverso del Psicoanálisis; la verdad en el Seminario Aún, donde es considerada por Jacques Lacan como uno de los nombres, junto con la realidad, el semblante como tal, que intentan nombrar lo real sin lograrlo. Es por ello que en el Seminario Aún, Lacan va tomar un ángulo despreciativo con respecto a los matemas que alumbró hasta ese momento para nombrar lo real, separando definitivamente lo simbólico de lo real. Lo real es lo imposible de decir, es lo que no puede ser tratado por lo simbólico, es la no escritura de la relación sexual, es lo que no cesa de no
escribirse.

Es por este punto de llegada de Lacan en el Seminario XX, que Miller mostrará como Lacan en este momento lo que realiza es una operación de separación clara y nítida de Freud, y de las categorías de la sexualidad masculina que dominaban el psicoanálisis, haciendo confundir los semblantes con lo real, la verdad con lo real, la realidad con lo real, el objeto a con lo real.

Cuando del goce femenino se trata, no se puede restringir a la vaina del goce fálico, no se puede nombrar todo con el uso de la función fálica.

Es por ello, que el no-tener femenino, el goce suplementario, esta diferencia entre los seres hablantes, es lo que nos hace constatar que no hay escritura de la relación sexual, que no hay correspondencia entre los goces, que no hay armonía, que no hay un saber que asegure el encuentro
con el otro sexo.

En este libro, iremos encontrando referencias a la mujer y su relación privilegiado por un lado con lo real, y por otro lado con la verdad. No debe ser casual que Lacan nos hable de la “verdadera mujer” y del hombre sin ambages.

No podemos confundir la relación que tiene el sujeto histérico con la verdad, con la posición de la verdadera mujer. En el caso del sujeto histérico se trata de ubicar en el lugar de la verdad el goce de su fantasma sostenido por el objeto a, dejando al saber como su medio de goce, desconoce el
fantasma que la sostiene y goza haciendo trabajar al amo, haciéndole producir saber.

En el caso de la “verdadera mujer”, se trata de saber hacer con el no-tener, es por ello que frente a esta figura, Lacan nos presenta a “un hombre sin ambages”, el que no retrocede frente al postizo que señala la ausencia.

Estas cuestiones sobre la diferencia entre la sexualidad histérica y la femenina, no solo suponen repercusiones en la clínica del psicoanálisis, sino también con respecto a su política. Miller, nos señala como Lacan sacó definitivamente desde el Seminario XX, al psicoanálisis del sueño del Edipo,
de la exclusividad de las categorías masculinas para todos los seres parlantes, de la lógica del Uno y la excepción como única salida para el lazo social. Será difícil para los hombres enfrentarse a estas cuestiones, pero no menos difícil para el género femenino, que desde una posición histérica resultado de no aguantar ser no-todas frente al goce fálico, las lleva a ser las más fervientes defensoras del padre, de las categorias de lo masculino en detrimento de lo imposible, favoreciendo “al amo impotente”, al “amante castrado”, al “hombre muerto”, que cada vez las aleja más de su posición
femenina.

Para que haya una comunicación, una transmisión del psicoanálisis, tiene que producirse como efecto un desplazamiento de discurso.

El nacimiento de la verdad freudiana, tuvo una forma de presentarse en la época freudiana, Jacques Lacan logró desplazar el discurso del psicoanálisis y no lo dejó durmiendo en “el lecho del mito edípico”, ahora Jacques-Alain Miller propone en su libro “El sobrino de Lacan” un nuevo desplazamiento que de una estructura de ficción a la verdad freudiana conectada a la actualidad de la época. Esto supondrá el abordaje del psicoanálisis aplicado a la terapéutica en el campo de la salud como en la sociedad y la política, teniendo como orientación el desplazamiento imposible de eludir que supuso la enseñanza de Jacques Lacan.

Agradecemos que el trabajo de Jacques-Alain Miller, en este como en otros Cursos de la Orientación Lacaniana, nos despierte del letargo en que siempre nos adormece el propio fantasma, y que acecha tratando de hacernos dormir bajo el manto del padre muerto. Sólo podremos afrontar la contingencia, la sorpresa, -sabiendo lo efímera que puede ser-, si hombres y mujeres aceptan lo imposible (sostén de lo contingente) producto de la existencia de lo femenino, que no puede ser llevado a la escritura, y para lo cual solo contamos con “la carta de amor”.

Mercedes de Francisco

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